viernes, 26 de septiembre de 2008

El Desvio

Hace un tiempo que corre por mi mente la idea de que me encuentro en lo que puede ser la mitad de mi existencia. Encuentro aquí una forma de canalizar palabras que solo, probablemente, se entenderán por mi y aquel que apenas agudice su atencion. Están prevenidos.
Surgen análisis, brotan recuerdos, y pretendo vislumbrar lo que vendrá, a consecuencia de decisiones que todavía se elaboran.
Algunas sin transcendencia que provocaran grandes cambios y otras tan difíciles de tomar que luego no las recordare. Si, también surgen contradicciones.
Camino sobre una senda que otorga a la observación de ajenos cierta luz, parece todo tan ordenado. Sospecho que lo terrible es que finalmente lo sea.
Por momentos mi alma se distiende y saborea la cosecha de lo que tanto costo, una pizca de tranquilidad, otra de contención, gotas de sonrisas seductoras, una lluvia de cabellos que acarician un rostro que ya seca, que borra huellas. Grietas que no se olvidaban con el primer brindis, que dolían con la tormenta. Incomprensión, desilusión y ausencia pretenden resumir un epilogo de un viaje intenso, aventurado, inocente por sobre todas las cosas. Esperanzado desde siempre.
Dormía en la anarquía y los rayos del sol me despertaron, un ser que conoció desde siempre como mi mente maquina, deforma, anuda, brota, transforma sentimientos que por momentos me rodearon.
La vida se completa con buenos recuerdos, lo descubrimos desde jóvenes, y sobre esa creencia es que pongo precaución y hoy analizo con mas cuidado ante la nostalgia. Como tampoco me encandilo con la luz.
En la elección se resignan cosas, es inevitable, ¿les ha pasado que las insignificantes perdidas luego no lo son?. Que sabiduría demandan los momentos en que hay que evaluar lo importante de lo insignificante. ¿Será que la esperanza para suponer que lo eterno será circunstancial puede conducirnos a la aridez?.
¿Cual es el precio por negar lo que parece insignificante? ¿Qué determina que no sea costoso? Parece que lo vale, va con ello mi vida. Nacen posibilidades, sueños que se cumplen.
No debería contarlo pero poco a poco miro por la ventana y me invade un pesar que conozco, el viento que al acariciarme trae ecos que embriagan. En la intimidad del encuentro mi alma sonríe pese a lo breve. Supone que no empaña, que no traiciona. ¿Acaso en la senda no ronda secretos? La traición, pese a que casi no la conozco, le temo. Detrás de su figura se esconde la desolación, que si que la conozco.
Me debato entre la ambigüedad de la realidad acogedora, sobria, predecible; y los sueños que alguna vez construyeron un mundo especial, irreal, impredecible. Desde la racionalidad la elección es obvia, y hacia allí caminare. Arrastrando en las alforjas sentimientos que costara repetir. Que solo saldrán ante la eventualidad dolorosa, ya tarde, tal vez no.
Es la mitad, hay metas, alegrías, amigos, ganas, proyectos, amores, solo resta que todo salga mejor.

Fecha de publicación: 12/12/2005

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