lunes, 20 de octubre de 2008

Caballero-Niño

Un día te despertaste y lo maravilloso ya no lo era. El amor no cambio pero las puertas del castillo se derrumbaron y entraron por ella dragones que malvadamente quemaron y destruyeron todo.
Miradas malas, reclamos en voz baja lastimaban tus oídos. El no esta cuando el sueño no llega, aunque no deja de amarte, pero la noche oscura sin el ya no es igual. Y vos tan pequeño ya no entiendes porque. Noches de insomnio y miedo que no responden a tus preguntas.
El fuerte ha quedado grande, vacío. Te convertiste en el caballero-niño guardián para luchar contra los fantasmas que antaño ahuyentaba tu papa. Como duele su ausencia y como palpita tu pequeño corazón en el desamparo, que no es tal, pero de pequeño ya aprendiste que el dos nace del uno más el uno.
Tu reina sola, poco a poco entristece en sus pensamientos.
Pronto llega el día y tu rey pasa a buscarte, y después de recorrer el valle montado junto a el llegan donde todo es amor. Y los brazos de tu tía te apretujan como si quisiera exprimirte, te entregas y hundís tu nariz en los rulos. De la mano recorren los animales, huelen las flores y la intimidad es única. Rincones misteriosos donde tus ancestros jugaron.
Los manjares de la abuela penetran con su aroma por tu nariz y marcan con sensaciones esta etapa de tu vida. Paciente ahora te goza.
El enano del condado te mira extasiado, te ve llegar, elegante en tu armadura plateada, y se convierte en tu sombra y juntos recorren el bosque en búsqueda de emociones. Enfrentando peligrosos insectos, y distintas plantas monstruosas. Armados los dos con sus espadas avanzan a tropezones entre la maleza. Por momentos discuten el camino a elegir y tu autoridad producto del conocimiento se impone.
Caminan cruzando ríos bravos, desafiando la magia de los duendes hasta llegar a la cocina en búsqueda de provisiones.
El vuelo rasante de un cóndor voraz, que parece una calandria, los une y espalda con espalda soportan el momento con las armas en alto. La dupla esta dispuesta a todo y montados en el petizo desafía los límites y recorren terrenos oscuros, cuevas jamás exploradas por el ser humano y hormigueros gigantes que caen abatidos por el sitio provocado.
Cada momento es intenso, ves pasar a paso distendido a tus adultos queridos y descubrís una familia que te supo esperar. Van y vienen en la rutina, construyendo y ordenando el clan.
Todos ellos harán del momento algo más llevadero. Pronto estarás creciendo y comprendiendo. No te detengas a juzgar, es más complejo ser adulto. Es un mundo sin duendes, princesas y cascadas.
Un día otros amores inundarán y otros se secaran en un corazón de caballero-niño que no quiso zozobrar en la soledad. Los sentimientos te empaparan el rostro, te nublaran la vista y sabrás con claridad que quien lucha tiene otra oportunidad.
Un día la sonrisa volverá y se mezclara con la charla amena.

lunes, 13 de octubre de 2008

La Lluvia

Contemplar, detenerse y contemplar. Lo que hasta ayer parecía el silencio y lo insulso me demostró que no lo es. Elabore una muestra alguna vez y la conclusión supuso que no era la nada pero que parecia vacío. Error.
La lluvia estaba anunciada por los expertos, simples lectores de una sinfonía natural anticipan el “mal tiempo”, malditos ignorantes mal nacidos. Desconocen o lo peor niegan la majestuosidad.
Esta todo pensado cada instrumento afinado para provocar. El publico natural deseoso y dispuesto a recibir. Algunos acordes llegan primero y anuncian. Escondido en mi guarida observo como la pieza natural comienza y avanza llegando a todos, inclusive a aquellos que la esquivan. Con la misma potencialidad, original, pienso que hasta es desaprovechada, algunos hablan de mal tiempo.
¿Podremos evitar esa idea? Hay algo de malo en la lluvia? Digo lo que sabemos: es agua, es sinónimo de vida, es frescura, es olor a tierra húmeda, es recuerdo cuando niño aprovechando el descuido adulto pisamos charcos. Cuando adolescente, sabios sin saberlo a las claras por un instante, la desafiamos dejándonos alcanzar. Es sonido que acompaña nuestro descanso. Es para mí acercamiento, es algo de vos.
Comienza la función, amparado contemplo el sonido. Llega, caen las notas como gotas. Algunos pájaros se ubican en la butaca del árbol a resguardo también, sospecho que para disfrutar la consonancia. Llego, todo se para por un instante ante mi observación obtusa. No es así todo conjuga y actúa, hay presencias que crecen, brotan esencias. Algún pájaro feo que olvidó cruza veloz, amotinándose desafía la lógica avícola. Otros bichos sorprendidos harán lo que pueden mientras se repreguntan porque no son más atentos a la información de los meteorólogos. La hormiga conocedora esta a resguardo.
No es anarquía, la lluvia gobierna los minutos. Y todo pasa.
Es en ese momento me descubro mal ubicado. Logro acomodarme y asi me detuve y contemple.
Y poco a poco empezaron a llegar a mi cerebro mensajes in entendibles, sonidos perfectamente incomprensibles. Imágenes completas que derrochan originalidad, irrepetibles. Combinación de luces y cuerpos en un escenario que parecía vacío. Algunos pocos pájaros mas bellos cantan, cantan horrible y para suerte (de todos) los feos, que somos mas, afinan mejor.
Sabia naturaleza regala mas notas que ya no son gotas. Los colores que son conocidos, se combinan y se muestran nuevos y vivos. Es música natural volcada en tonalidades.
Lo mejor: la lluvia que recién termina, es contenida por algunos árboles y de la mano de otros actores recorre el camino inverso como vapor. Como explicar algo que ya todos hemos visto, algo que la mayoría no han contemplado.
De pronto parece que de cada lugar surge como aliento suave, lento, más suave… lento y apenas desprendido de la tierra práctica movimientos perfectos, son porciones de una misma entidad que brotan que se entremezclan acompasados, se agrupan para completar el fenómeno.
Ascender convertidos, afectados conociendo que han dejado huella, pero a la vez desprendidos de todo reconocimiento por desinterés o por simple profesionalismo. Avanzan expertos e inexorables a reunirse con la masa elevada que atenta espera eligiendo el momento.
Mis ojos ya no alcanzan, mi observación es insuficiente y mayor aun la incapacidad de trasmitir. Estoy abrumado y entre otros el ciervo lejano me observa un instante. Y no lo registro estoy embriagado con los innumerables sonidos. Me lo pierdo, no logro captar la elegancia de sus pasos, su andar sigiloso. Peor aun, no capto como una rama le pega por propio descuido en un ojo. A la distancia una hembra lo descarta como potencial copulador. La hormiga que ya recorre entre el barro murmulla que no hay una segunda oportunidad para una primera buena impresión.
Que error. No es más que eso, nada grave pero cuanta energía recorre a desconocimiento de mi presencia. Espero que algunos pocos, más sabios, con tiempo mejor aprovechado sepan observarlo. No es definitorio ni excluyente para resolver problemas pero… y si lo fueran. Y si la respuesta al desamor esta en el sonido estridente y claro que rinde un pájaro al ultimo rayo.
Alguien diría socarronamente y si la brisa entrecortada que golpea en el rostro resuelve el enigma de la gotera de la canilla. Bueno sonreír un poco no esta mal pero escapar de la idea de que el ser humano es el eje de todo no esta nada mal.
Elevo mi vista y escapando de los haces veo como ya el celeste no lo es tanto. Oscurece y se entremezcla con las nubes que viajan junto a un viento que me ignora, que no me toca. Por que no? Me diría la hormiga que para esta altura del encuentro ya varios la aprecian.
Somos insignificantes, tenemos que recordar que no es tan importante lo que no nos deja dormir para dejar de hacerlo. Que hacer? Tampoco sirve sentarse varias horas a contemplar la nada. Corramos o caminemos en nuestra existencia pero sin demasiado equipaje. Que la holgura que reclamo nos permita olvidar por un momento y reconocernos insignificante ante lo grandioso. Catarnos grandiosos en gestos e insignificantes para reclamos inútiles.
Evito caer en la reflexión pero tentado trazo algún paralelismo y digo: atentos en nuestro presente y avizoremos que el ciervo escondido de nuestras vidas tiene imperfecciones, que si llega estemos absorto ha reconocerlo, disfrutemos de su elegancia pero a no esperar que sea el de nuestros sueños. Pues también seguramente tendrá cicatrices, dolores, quizás una renguera. Pero será el que el destino nos escoge para un momento porque lo esencial estará presente.
Y es fundamental la temporalidad, hablemos de momentos y no de “un para toda la vida”. Porque con ello caeremos en la presunción de que la caminata que nos debemos bajo la lluvia sea en la próxima tormenta.
Me conecte, y recordé que la lluvia me lleva a vos.